AGENDA MUJER Y TURISMO

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sábado, 24 de septiembre de 2011

Perderse en NY ( III parte y final)

Os quiero  hacer llegar la tercera y última parte de esta aventura:
 
Quiero enumerar el tercer buen motivo, y no por ello menos importante, para perderte en NY: abrirse al campo infinito de las soluciones creativas disfrutando de experiencias no convencionales.
El día de mi primer examen de inglés, con mis deberes hechos y la lección estudiada, vuelvo a confundir el Este con el Oeste.
Esta vez más avispada porque he aprendido que el mapa no es el territorio, hago caso omiso del mismo y directamente paro a un transeúnte que me indica que estoy a 20’ de la academia. No llego a tiempo ni de coña. ¿Que hago?. Vamos guapa, piensa, piensa, que tú eres creativa.
No hay ni un mal taxi por la zona pero de repente diviso a un pizzero repartidor de esos que llevan bici con carrito detrás, estilo rickshaw occidental.
No me corto un duro y me abalanzo sobre él. Le cuento el rollo y va y me dice que si, que me acerca a la academia sino me importa viajar con su padre, que coincidentemente esta de vacaciones en NY. Que me va a importar, será un placer conocer a papito.

Papito, es mexicano y debe pesar 150 kg. Papito sube al rickshaw y se desparrama ocupando la mitad de la zona del asiento que por justicia equitativa me correspondería.
Yo me quedo en precario equilibrio, apoyada en una sola nalga y con 3 cajas de pizza encima.
Papito me da conversa, que cuanto tiempo llevo en NY, que si me gusta …..yo contesto a trompicones porque tengo el tórax comprimido.
Michael, que así se llama el pizzero ciclista, no para de pedalear y mirar hacia atrás, girando la cabeza como la niña del exorcista. Le pido que mire calzada, no vaya a ser que nos caigamos.
El pobre resopla, no me extraña: 150kg del papito + mis 50kg hacen un total de 200kg.
Menos mal que Michael tiene buenas piernas. Su español es otra cosa. Papito le riñe. Ay que ver mijo con lo bien que tu hablabas de niño y estás hecho todo un gringo.
Michael se ríe y me dice con su media lengua de trapo que este verano quiere ir a Ibiza, que si yo creo que él podría hacer allí lo mismo. No se que decirte Michael, lo del Rickshaw en Pacha …. Michael me escucha atentamente, pero se despista de la calzada y casi nos comemos un taxi. ¡Que ya te he dicho que mires hacia delante, coñi!

Papito con el frenazo se ha desparramado completamente sobre mi escueto trozo de asiento. Ahora estoy solamente apoyada en un cuarto de nalga, con las pizzas en lo alto en una especie de performance tributo a la Estatua de la Libertad.

Por fin llego a mi academia de inglés, sana y salva. Las pizzas también.
Gracias Michael, gracias papito. ¿Os puedo dar algo?
La propina que Usted quiera, señorita.
Meto la mano en el monedero y me doy cuenta que solo llevo un billete de 20$. Que le vamos a hacer, es de bien nacido ser agradecido. Le doy los 20$, que es 3 veces lo que me hubiera costado un taxi.

Pero como estamos la tierra de los happy endings y además me encuentro en fase de big bang expansivo, solo quiero destacar lo positivo de los acontecimientos sucedidos: he visto 4 veces la Zona Zero, me he regalado un masaje y tratamiento facial y he llegado a tiempo a mi examen de inglés.

Estarás de acuerdo conmigo en que perderse en NY tiene también sus ventajas

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