AGENDA MUJER Y TURISMO

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lunes, 23 de mayo de 2011

Perderse en NY ( I parte)

Perderse en NY es una expresión que puede interpretarse desde un punto de vista literal o metafórico.
Ya os adelanto que estas líneas se refieren al hecho puro y duro de extraviarse, desviarse o confundirse, sin ningún otro tipo de imagen o licencia poética. O sea, perderse sin más.

Explican los científicos que en general las mujeres tienen menos desarrollada la capacidad espacial que los hombres. Dicen que se trata de una reminiscencia de edades prehistóricas cuando los hombres se desplazaban jornadas enteras en busca de caza mientras que las mujeres recolectaban frutos por los alrededores de la caverna, a la vez que cuidaban del bienestar de los ancianos y niños del clan.

Yo debí ser una recolectora de cortas distancias, de esas que cosechaban moras y arándanos a metro y medio de la cueva, ya que mi cerebro no guarda ningún tipo de memoria geográfica. En resumidas cuentas que tengo una asombrosa capacidad para perderme.

Esta afirmación me ha torturado durante años, sobre todo por los comentarios irónicos de casi todos mis ex, con frases del estilo de: venga, palomita mensajera, dime si hay que tirar a la derecha o izquierda. Todo para descojonarse porque si yo decía derecha, irremediablemente era izquierda.
(No me parece nada justo; puestos a ser bordes yo también podría haber hecho un examen sorpresa en mitad de un partido de liga Valencia-Barça, con psicotécnico de tercer grado sobre en que momento se encuentra nuestra relación, pidiendo al mismo tiempo que me abriera un bote de espárragos. Te aseguro que ninguno de ellos, hubiera aprobado. Lo siento queridos, nosotros no tenemos orientación pero vuestro cerebro es completamente uni-funcional)

Pero como ahora estoy enchufada a la energía de NY y me encuentro en un momento de Big Bang expansivo, he resuelto dejar de percibir mi nula capacidad de orientación como una carencia o defecto y por el contrario sacarle el mayor de los provechos.

¿Qué tiene de bueno perderse en NY? En realidad, muchas cosas. Por ejemplo te da la oportunidad de conocer un mismo escenario desde distintas perspectivas.
Es un topicazo afirmar que NY está diseñada a escuadra y cartabón, que las calles cruzan las Avenidas de Este a Oeste y que solo es cuestión de jugar a los barquitos: 5ª Av con la 57 st, hundido.
Pues no señores, no es tan fácil como parece.
Todo por culpa de una calle de fundamental importancia llamada Houston (pronúnciese “Jauston”, si quieres que te entiendan). Por encima de Houston reina la lógica, el orden y la numeración consecutiva de calles. Pero por debajo de la línea Houston, todo es un caos.

Yo decidí explorar la zona más al sur de la frontera Houston, el Downtown, en un lluvioso día de Abril, con un paraguas en una mano y un manoseado mapa en la otra.
Arrivo a la Zona Zero y se me ponen los pelos de punta al recordar las imágenes dantescas de la tele e imaginarme las escenas de dolor y miedo que se debieron vivir.
Como gran dramática que soy, me emociono, me conmuevo y hasta se me escapa una lágrima que mezclada con la lluvia pasa desapercibida.
Sigo visitando el distrito financiero pero como hace tan malo, decido volver rapidito a casa para manta y peli, porque no hace día de otra cosa.

Y es entonces cuado “Volver rapidito a Casa” se convierte en una aventura. Cojo el mapa, lo giro 5 veces a la derecha y las mismas o más a la izquierda, me oriento espacialmente sobre el pedazo de papel e inicio mi retorno. Ando, ando, ando, ando …. Y cuando ya creo que estoy llegando al ordenado territorio del Norte de Houston (pronúnciese Jauston), me vuelvo a encontrar de sopetón e inesperadamente en la Zona Zero.

Esta segunda vez, todavía me emociono aunque ya no se me pone la carne de gallina ni derramo lágrimas. Cuando aparezco por tercera vez a la susodicha zonita, tengo los ojos secos y fuera de las órbitas. ¿Pero como es posible?. Este mapa está mal. Me digo en voz alta: don’t panic, que es expresión inglesa para “tranquila, no te pongas a parir”, porque noto como pequeñas compulsiones nerviosas recorren mi cuerpo.

Sigo andando y acabo en una circunvalación periférica. Aquí no hay ni un mal viandante solo coches a toda velocidad, tzum, tzum, tzum,
Me cruzo con un poli a caballo. Me pregunta si me he perdido. Muy digna le contesto que para nada y sigo andando con la cabeza alta. A eso se le llama gallardía española.
Sigue lloviendo y veo pasar varios taxis libres. No me da la gana cogerlos. Esto se ha convertido en un desafío: tengo que llegar a casa sola y andando.

Por cuarta vez desemboco en la Zona Zero. En este delicado instante ya no me queda ni una gota de compasión por los pobres damnificados del 11-S. Estoy que trino.
Sigo andando, pero ya completamente desilusionada con el mapa, opto por preguntar a un chico: Please Houston (pronunciado jauston para que me entienda). Me contesta: To the North y se queda tan ancho. ¿Pero tu te crees que si yo supiera donde está el norte te hubiera parado, so bobo?, ¿Qué quieres que me ponga a mirar donde crece el musgo o que busque la estrella polar?.
Al darse cuenta de mi cara descompuesta, me señala con el dedo hacia delante. Gracias darling.
Continuará...
Cristina Monzón

1 comentario:

  1. Parece una gran zona para disfrutar de unos días vacacionales, espero conseguir Paquetes a Nueva York para disfrutar al máximo de la ciudad.

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